¿Por qué no troncharse los dientes
contra el quicio de la puerta?
un millón de agujas de reloj
y sentirlas como el tiempo,
agazapadas en el estómago,
en la garganta,
sentirlas afiladas,
tratando de escapar
del cuerpo,
las puntas para afuera?
romperse todos los huesos
por qué no,
con la noche pegada al cráneo
y los insectos devorando la boca,
con las esquirlas óseas
tropezando unas con otras
desgarrando la carne?
por qué no
la muerte?
1 comentario:
¡Hola Ángela! soy Miriam!. He estado leyendo tus poesías porque Hugo me ha abandonado aquí para hacerme la cena... :)
Las que he leido están muy bien, así que sigue así y que te vaya muy bien en tus recitales...
¡¡Muchos besos de los dos!!
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