domingo, 12 de octubre de 2008

Ceremonia en el jardín botánico

Parece que todos vamos a recibir
el bautismo de los crisantemos gigantes
y hay abejorros incluso en esta época del año.

Los más pequeños recurren a una extenuación gestual,
hay que subirse al borde de la fuente y dar una vuelta completa,
pararse un momento para contemplar el movimiento
de árbol-alga del entorno,
creerse estatua y
tocar la superficie líquida con el dedo índice,
sólo la piel
porque es imposible atravesar el agua.

Llegado el momento
sobrevendrán los edificios
y los ladrillos lacerarán los animales
que tenemos pegados al contorno
como capas hondas y calientes,
entonces,
todo esto sin contar con los tres gatos,
hasta luego,
un puñado de mirlos
paseantes impávidos,
quería ese,
el de la simulación de musgo
en la tela impermeable,
y por supuesto sin prestar atención a los millones de insectos
que se desnudan de caparazones y alas
para conservar el momento en las carnes,
dejaremos que sea la tierra
la que se desplace hacia nosotros
con vocación de última piel.

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