domingo, 5 de octubre de 2008

No eres mejor que el polvo de harina solar
cuando hablas con tu aplastante lógica de caballo que muerde
y reafirmas tus pisadas en la nieve colosal de fin de siglo.
La maquinaria de los engranajes y cables obturados
por el futuro infinito, el más acá rebobinado,
plastilina de niños muertos en las aceras,
la comprensión.
No eres mejor que una mitad de un cuerpo –algo más-
enterrado en tierra húmeda,
crujiente de huesitos,
que se vierte en sus propios huecos
alentada por el bullir de las briznas.
La matemática sangrante desfunda
su alarido mortal de cebra crucificada,
cantan 4.571 gallos
y se adormece una yema de un dedo índice
en el punto más lejano desde mi perspectiva situacional.

Lo más importante es ese adormecimiento.

Vomito mi conciencia
como una pequeña masa gaseosa
saturada de dentaduras gigantes.
Podríamos saber la edad del mundo
contando todos los dientes,
pero es demasiado tarde.
Sólo soy.

2 comentarios:

JOSE IVAN SUAREZ dijo...

Tus poemas son oro envuelto en alambrada de espinas, cada día mas hermética, cada día te conozco menos...

PaUs dijo...

Qué buen uso de las palabras!! suena precioso me encanta... mucho arte se palpa por aqui :) Soy tu compi de conversación, conseguí matricularme en el grupo que quería espero que tú también.Un besito muy grande.
Hablamos paula_gg89@hotmail.com