Estoy aquí,
envuelta en la realidad viscosa,
¿no me ves?
Aquí.
no puedo.
En mi tercer ojo
se acumulan las imágenes
de los cielos visitados,
las criaturas llaman a mi retina,
luego se extienden,
se convierten en una sola cosa,
y resbalan por mi rostro.
logra penetrar
estas densidades,
y se me clava en la carne.
Tan sólo con mi sangre espumosa
conseguiré diluirte,
celda,
tú corpórea existencia
desaparece con mi muerte,
mi savia puede contigo.
y las sombras son lo único que parece tener cuerpo.
Un hombre barre las hojas derramadas. Silencio.
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